Un sistema de alerta formado por varias sondas espaciales alertaría del peligro para desconectar las redes de energía
La NASA cree que puede tomar medidas para protegernos de las tormentas solares . Este tipo de evento, durante el cual una lluvia de partículas de alta energía golpea nuestro planeta provocando apagones y todo tipo de disturbios eléctricos, podría ser previsto con el tiempo suficiente como para tomar medidas destinadas a minimizar sus efectos. Un sistema de alerta conformado por la sonda SOHO y las gemelas STEREO de la NASA nos permitiría hacer un modelo 3D del fenómeno y desconectar los sistemas esenciales antes de que resulten afectados.
Las estadísticas demuestran que cada cien años tiene lugar una tormenta solar lo suficientemente potente como para teñir los cielos de la Tierra con impresionantes auroras color rojo sangre. Lamentablemente, este tipo de fenómeno no se limita a producir aterradores espectáculos visuales, sino que afecta el funcionamiento de brújulas y satélites, produce apagones, interfiere con las redes de telecomunicaciones y afecta a casi todos los equipos electrónicos que nuestra civilización utiliza a diario.
Afortunadamente, la mayoría de las tormentas solares no son lo suficientemente grandes como para causar efectos “a lo Hollywood”, pero algunas de ellas podrían meternos realmente en problemas. En 1859, por ejemplo, tuvo lugar el llamado “evento Carrington”, una súper tormenta solar que interrumpió el tráfico telegráfico e incluso incendió algunas de sus oficinas. Si un evento similar tuviese lugar en el mundo actual, las perdidas -económicas y de vidas humanas- serían enormes.
Desconectar a tiempo
Un informe emitido por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos en 2008 advierte de que si una tormenta solar “importante” se produjese en la actualidad, experimentaríamos apagones generalizados de electricidad, e incluso se dañarían muchos de los transformadores principales utilizados en las redes de distribución de energía eléctrica. Para evitar esto, la NASA se encuentra trabajando en un proyecto llamado “Escudo Solar” (“Solar Shield”) , destinado a alertar a las empresas distribuidoras de electricidad sobre la posibilidad de un evento de este tipo con el tiempo suficiente para que realicen la desconexión preventiva de sus sistemas.
Según Antti Pulkkinen, un investigador de la Universidad Católica de América que trabajan en el Goddard Space Flight Center de la NASA, “Solar Shield es un sistema de previsión, nuevo y experimental, aplicado a la red de distribución eléctrica de América del Norte. Creemos que puede ser útil para desconectar a tiempo transformadores específicos a partir de la predicción de cuáles de ellos podrían ser afectados por una tormenta solar.”
La causa del mal funcionamiento de las redes eléctricas durante esos eventos tiene su origen en un efecto conocido como GIC (“Geomagnetically Induced Current”, o “corriente inducida geomagnéticamente”). Cuando la nube de partículas solares generadas durante una tormenta golpea el campo magnético de la Tierra hace que este comience a “temblar”. Estas vibraciones magnéticas inducen corrientes en todas las regiones de la atmósfera, sobrecargando circuitos, interruptores y -en casos extremos- derritiendo las bobinas de los transformadores eléctricos.
Las «tormentas de Halloween»
Esto ya ha ocurrido en la historia reciente: una tormenta geomagnética mucho menos grave que el evento Carrington dejó sin energía eléctrica durante 9 horas a toda la provincia canadiense de Quebec el 13 de marzo de 1989. Ese día se dañaron transformadores en Quebec, Nueva Jersey, y Gran Bretaña, contabilizandosé más de 200 anomalías en la red de distribución eléctrica de varios países. En octubre de 2003, las "tormentas de Halloween" provocaron apagones en varias zonas del sur de Suecia y África.
Por terrible que parezcan estos casos, lo cierto es que ninguna de esas tormentas puede comprarse con el “evento Carrington”, y que según la North American Electric Reliability Corporation (NERC) y el Departamento de Energía de EE.UU. los sistemas modernos de distribución de energía son aún más sensibles a las GIC. El proyecto de la NASA podría evitar estos problemas. Pulkkinen explica que “el escudo solar entra en acción cuando se detecta una eyección de masa coronal (CME, por Coronal Mass Ejection) en el Sol. Las imágenes proporcionadas por SOHO y las sondas gemelas STEREO de la NASA nos muestran la nube de partículas desde tres puntos de vista, lo que nos permite hacer un modelo 3D de la CME, y predecir cuándo va a llegar.” Estas partículas demoran entre 24 y 48 horas en llegar a la Tierra, un tiempo valioso que puede emplearse para calcular la hora y lugar en que golpeará nuestro planeta. Con esos datos, las empresas de distribución de energía pueden desconectar sus transformadores para protegerlos.
Preparados para 2012
Pulkkinen aclara que “Solar Shield” es por ahora un sistema experimental y que nunca ha sido probado durante una tormenta geomagnética real. Varias empresas distribuidoras han instalado monitores en lugares clave de sus redes para ayudar al equipo de la NASA en sus predicciones. Dado que en los últimos años la actividad solar ha sido pequeña y solo se han producido unas pocas tormentas relativamente leves durante el año pasado, el sistema no ha sido probado a fondo. “Nos gustaría que más empresas relacionadas con la energía se uniesen a nuestro equipo de investigación”, añade Pulkkinen. “Cuantos más datos obtengamos, más rápido podremos probar y mejorar Solar Shield". El próximo pico de tormentas solares, que tienen una periodicidad aproximada de 11 años- se espera en algún momento de 2012 ó 2013, por lo que la puesta en marcha de este proyecto puede ser crucial.
Fuente: www.abc.es
viernes, 29 de octubre de 2010
lunes, 18 de octubre de 2010
Desastres que podrían cambiar la Tierra
Asteroides, volcanes y otros eventos pueden transformar el mundo. Sucedió antes y podría volver a pasar en cualquier momento.
Un evento repentino cualquier día podría desencadenar décadas de consecuencias globales.
Podría tratarse de un impacto cósmico, erupciones volcánicas, colisiones planetarias o de un cambio climático catastrófico... todas son posibilidades reales que BBC Focus exploró.
Impacto cósmico
Por mucho tiempo desestimada por ser considerada producto de una fantasía medieval, la posibilidad de devastación celeste ahora es percibida como una amenaza real.
El cambio de percepción ocurrió en la década de 1980, a raíz de la evidencia del impacto de un asteroide a unos 10 kilómetros de México hace 65 millones de años, es decir, en la época de la extinción de los dinosaurios.
La amenaza de los impactos cósmicos se mantiene. En junio de 1908, cientos de kilómetros cuadrados del noreste de Siberia -cerca del río Tunguska- fueron devastados por la caída de un asteroide de 50 metros de ancho.
Posteriormente, en 1989, el asteroide de 300 metros de ancho 4581 Asclepio pasó por el mismo lugar en el que había estado la Tierra menos de seis horas antes, lo cual, en términos cósmicos, es muy apretado.
Si hubiera chocado con la Tierra, la devastación hubiera sido equivalente a la detonación de más de mil bombas atómicas del tipo de la lanzada sobre la ciudad japonesa de Hiroshima. Y si, como es más probable, hubiera aterrizado en el océano, el tsunami que se hubiera producido habría sido lo suficientemente grande como para sepultar a ciudades costeras enteras.
El susto llevó al lanzamiento del NASA Spaceguard Survey en 1998, organismo encargado del descubrimiento y seguimiento del 90% de los "objetos próximos a la Tierra" (también conocidos como NEOs, por sus siglas en inglés) mayores de 1 kilómetro de diámetro, es decir, lo suficientemente grandes como para causar destrucción global.
Sin embargo, según un informe de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NAS) publicado en mayo, el catálogo de objetos aún no está completo y el año pasado fue encontrado un objeto próximo a la Tierra de más de 2 kilómetros, lo que indica que podría haber más acechando allí afuera sin ser detectados.
Según el informe de la Academia NAS, los NEOs que se encuentran en curso de una colisión podrían ser desviados hacia caminos diferentes utilizando explosiones nucleares.
Pero lograr tales maniobras tardan décadas y no sirven para NEOs de más de unos pocos kilómetros de ancho.
Contra éstos, concluye el informe, "no existe actualmente ninguna defensa posible".
Mientras tanto, los acercamientos alarmantes continúan: en enero pasado un meteorito de diez metros de ancho, denominado 2010 AL30, pasó a 122.000 kilómetros de la Tierra.
Erupciones volcánicas
De todas las causas de agitación global en el futuro, ninguna es más plausible, probada e inevitable que las erupciones volcánicas.
Activadas por la desintegración radiactiva de los elementos atrapados en el interior de la Tierra desde su formación hace 4.500 millones de años, las erupciones de los volcanes han reformado a nuestro planeta varias veces.
En el proceso, han desempeñado un papel clave en las extinciones en masa, incluida la "Gran Mortandad" registrada hace 251 millones de años, la mayor catástrofe jamás sufrida por los seres vivos en la Tierra.
Pero a diferencia de cualquier otra fuente de trastorno global, los volcanes también han tenido efectos devastadores en el pasado muy reciente y podrían volver a provocar este tipo de consecuencias en cualquier momento.
Las erupciones causan destrucción de diferentes maneras, el único factor común es que nada se puede hacer para detenerlas.
Los volcanes causan destrucción de diferentes maneras, pero no se puede hacer nada para detenerlos.
El más obvio es la explosión directa: cuando entró en erupción el volcán del Monte Tambora en Indonesia, en 1815, lo hizo con la violencia de un millón de bombas atómicas similares a la de Hiroshima, los efectos de la explosión provocaron más de 90.000 muertes en las áreas cercanas.
Además, los científicos ahora saben que tales explosiones titánicas también tienen efectos mucho más amplios y de larga duración.
En 1991, la erupción del volcán del Monte Pinatubo en Filipinas -la más violenta de nuestros tiempos- removió un estimado de diez millones de toneladas de detritos en la atmósfera.
Durante los siguientes 15 meses, los niveles de luz solar en todo el planeta se redujeron en alrededor de 3%, haciendo que las temperaturas globales cayeran en aproximadamente 0,5°C.
Además, está el efecto de los gases liberados por las erupciones. Se piensa que la enorme pérdida de vida marina que tuvo lugar durante la "Gran Mortandad" a fue principalmente el resultado de la acidificación de los océanos causada por la mezcla del dióxido de carbono de los volcanes con el agua de mar.
El dióxido de azufre es otra amenaza: el volcán del Monte Pinatubo inyectó 20 millones de toneladas de este gas ácido en la estratosfera, donde atacó a la capa de ozono que nos protege de las cancerígenas radiaciones ultravioleta del Sol.
El peor escenario es que una serie de mega erupciones como esas puedan ocurrir en sucesión.
Ha pasado antes: la "Gran Mortandad" ha sido vinculada con más de 100.000 años de actividad volcánica en lo que hoy es Siberia. Sólo el tiempo dirá si la ebullición de calderos radiactivos bajo nuestros pies pueden provocar una explosión apocalíptica.
Colisiones planetarias
En la década de 1950, el psiquiatra ruso Immanuel Velikovsky alcanzó las listas de best sellerscon el libro "Worlds in Collision" (Mundos en colisión), que describe un momento en que los planetas iban a toda velocidad alrededor del Sistema Solar como bolas de billar.
Los científicos desestimaron a Velikovsky por sus ideas y las calificaron de descabelladas.
Simulaciones por computadora demostraron que la procesión de los planetas alrededor del Sol pueden sufrir brotes de caos cósmico.
Sin embargo, más de 30 años después de su muerte, las "alocadas" ideas de Velikovsky ya no parecen tan desatinadas.
Simulaciones por computadora han demostrado que la procesión de los planetas alrededor del Sol pueden sufrir períodos de caos cósmico.
El culpable de esto es la denominada resonancia gravitacional, con la que los planetas reciben frecuentes "sacudidas" de sus vecinos.
Con el tiempo, éstas se suman para producir cambios dramáticos en la forma y el tamaño de las órbitas de los planetas.
El año pasado, Jacques Laskar y Mickael Gastineau del Observatorio de París en Francia revelaron qué tan dramático puede ser esto.
Utilizando una red de supercomputadoras lograron simular el futuro del Sistema Solar y encontraron que los efectos de resonancia podrían dar lugar a colisiones entre algunos planetas, entre ellos, la Tierra, en peligro de ser golpeada por Marte, Venus y Mercurio.El riesgo es mucho menos del 1% en los próximos cinco millones de años.
Afortunadamente, porque la única forma de que los seres humanos se salven de tal catástrofe es que abandonando la Tierra en busca de un nuevo hogar.
Cambio climático catastrófico
En 1988, la primera ministra británica Margaret Thatcher le advirtió a líderes científicos británicos sobre su temor de que al producir cada vez más gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono "sin saberlo, hemos iniciado un experimento masivo con el sistema de este planeta".
Dos décadas después, la amenaza del calentamiento global parece haber mermado, con la estabilización del aumento de la temperatura global.
Sin embargo, los científicos advierten que con naciones que emiten cada vez más gases de efecto invernadero a la atmósfera, es probable que la pausa sea temporal.
La pausa en el aumento de la temperatura global puede ser temporal, indican científicos.
Según un reciente estudio realizado por expertos del clima en la Oficina Meteorológica del Reino Unido, las temperaturas globales podrían volver a subir a partir de 2011. En la próxima década, al menos cinco años podrían ser más calurosos que 1998, el más caliente de la historia registrada.
Qué impacto tendrá esto en nuestro planeta sigue siendo una de las preguntas más controvertidas de nuestro tiempo.
En el centro del debate están los denominados mecanismos de retroalimentación positiva, que convierten los pequeños cambios en trastornos climáticos que ocurren demasiado rápido para que la sociedad pueda enfrentarlos.
Por ejemplo, a medida que la temperatura de la Tierra aumenta, se incrementa el vapor de agua que se evapora de los océanos. Ese vapor ingresa a la atmósfera atrapando más el calor del Sol, lo que a su vez lleva a que las temperaturas globales se eleven aún más.
En 2005, algunas investigaciones indicaron que el aumento del calentamiento global podría descongelar vastas reservas de metano -un potente gas contaminante- escondidas en las profundidades en Siberia, lo que provocaría un efecto de retroalimentación positiva.
De acuerdo con la organización ambientalista Amigos de la Tierra, el resultado "podría desencadenar un calentamiento global que se escapa de nuestro control".
Aunque hay poca evidencia de la amenaza inmediata de una catástrofe, a principios de este año un equipo dirigido por Natalia Shakhova de la Universidad de Alaska reportó haber encontrado metano filtrándose en los mares que rodean a Siberia y llamó a que se investigara cuál será el efecto.
Fuente: BBC Mundo.com
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